Wednesday, November 09, 2005

Zidane baila boleros


El fútbol se nutre de emoción. La emoción es una alegría para los sentidos y en muchas ocasiones una fiesta para el alma. Mueve a la emoción un vals de Strauss y un gol de Zidane. Porque al final son lo mismo, un ritmo de tres tiempos en un compás.
En Marsella sus padres le enseñaron a defender tres valores que él repite con insistencia: respeto a los demás, amor al trabajo y seriedad. Ahora su madre seguro que cuando pasa por la calle marsellesa donde aparece una gran foto de su hijo, no se sorprende de que digan de él que tiene talla de gigante y mirada de leyenda.¿ Se lo van a descubrir a ella? Zinedine ganó prima doble un día en su primer equipo profesional en Cannes. Se compró unos Levi´s 501, como hacemos todos los pobres que prosperamos, y el resto se lo envió a sus padres. O sea.
Todos podemos ser Zidane. Desde pequeño concentró sus esfuerzos en aquello que quería alcanzar: ser futbolista. Su entrenador en Cannes, Jean Fernandez, observaba cada tarde como Zinedine se quedaba trabajando tras acabar los entrenamientos comunes del equipo. No era el mejor del equipo en aquel momento, pero sí era el más generoso en el esfuerzo. Todos necesitamos un padrino en nuestra vida, y sobre todo los que son más valiosos. Los impostores y envidiosos nunca entenderán esto. Él tuvo a su padrino también. Jean Varraud fue su mentor desde joven y fue para él casi como un padre. Siempre estuvo y lo apoyó. Zinedine se emociona todavía cuando lo recuerda. En Burdeos siguió creciendo con Rolland Courbis como entrenador, pero sobre todo con los compañeros competentes que tenía. A los 23 años no le temblaron las piernas al asumir el protagonismo del dorsal 10 en la selección francesa de fútbol. Posteriormente vino la Juve, más selección y finalmente el Real Madrid. Ninguno somos Zidane.
Todos podemos ser Zinedine. La sencillez recorre toda la vida de Zidane. Amigos de toda la vida, mujer que no necesitó ser modelo para conocerlo, declaraciones sensatas, vida social discreta, compromiso con los desfavorecidos, devoción por su familia y afán por su trabajo. Su actitud frente a su profesión lo hace la antítesis del líder al uso. No pierde nunca la hora con su manicura porque no sabe lo que es eso. Ninguno somos Zinedine.
No somos ni Zinedines ni Zidanes, pero no renunciamos ninguno a nuestros sueños, queremos ser mejores y disfrutamos con los mejores. La excelencia genera mucha más atracción que envidia, aunque en muchas ocasiones en España cueste creerlo.
La temporada que viene posiblemente sea su último año como futbolista profesional. No está cansado. Para los que no conocen su carrera, debemos decirles que ya en el Burdeos con 22 años lo reservaban. Es una decisión meditada. A Madrid llegó en Julio de 2001 y ya anunció que tras sus cuatro años en la capital de España colgaría las botas. En la nueva temporada deberemos escuchar muchas memeces acerca del tema. Pero bueno qué vamos a hacer.
Lo suyo fue en un tiempo el vals. Ahora sus pasos son más delicados, cortos, íntimos, se mueven a ritmo de bolero. En su última temporada bailara al son de la letra de Roberto Cantoral: “Reloj no marques las horas…” Nosotros lo despediremos con Oswaldo Farrés y su “Toda una vida”. Lo dicho, Zidane baila boleros.

No comments: