Acoma, era la extraña ciudad de los puebles Queres en América. En medio de un largo valle, bordeada por precipicios casi inaccesibles, se levanta una elevada roca que remata en meseta, y cuyos lados son perpendiculares. En su cumbre se alza Acoma, desde cuya parte superior, un hombre resuelto, sin otras armas que piedras, podía tener a raya a todo un ejército.
La primera vez que se tuvo noticia de ella fue en 1593 cuando a Fray Marcos, descubridor de Nuevo Méjico, la gente de Cibola le habló de la gran fortaleza roqueña de Acoma.
Sesenta años después, el conquistador Zaldivar, al romper el alba del día 22 de Enero, dio la señal para el inicio de la conquista de esta maravillosa ciudad. El terrible asalto duró hasta el mediodía del 24, no exento de contrariedades y sufrimientos.
Fue aquella la lucha más intensa que se ha conocido en Nuevo Méjico. Cuentan los cronistas de la época que aquella conquista fue épica, modelo de ingenio, constancia y tenacidad.
Salvando las distancias, la salida da cada número de Allegro representó una nueva conquista, gracias a la generosidad de nuestros colaboradores y patrocinadores. Quiero seguir dándole una oportunidad a la realidad de la práctica de la medicina humanista con este "nuevoallegro".
La primera vez que se tuvo noticia de ella fue en 1593 cuando a Fray Marcos, descubridor de Nuevo Méjico, la gente de Cibola le habló de la gran fortaleza roqueña de Acoma.
Sesenta años después, el conquistador Zaldivar, al romper el alba del día 22 de Enero, dio la señal para el inicio de la conquista de esta maravillosa ciudad. El terrible asalto duró hasta el mediodía del 24, no exento de contrariedades y sufrimientos.
Fue aquella la lucha más intensa que se ha conocido en Nuevo Méjico. Cuentan los cronistas de la época que aquella conquista fue épica, modelo de ingenio, constancia y tenacidad.
Salvando las distancias, la salida da cada número de Allegro representó una nueva conquista, gracias a la generosidad de nuestros colaboradores y patrocinadores. Quiero seguir dándole una oportunidad a la realidad de la práctica de la medicina humanista con este "nuevoallegro".
Podemos constatar de nuevo que ningún esfuerzo es vano cuando uno está convencido de la idoneidad de la conquista. Cuando se alcanza la ciudad elevada, afortunadamente uno se da cuenta que ha sido ganada, ciertamente, para otros. Esa es mi recompensa.
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