Wednesday, September 27, 2006

Toreros, boxeadores, Manuel Alcántara y otras especies


La “Edad del Silencio” forma parte de nuestra historia. O así lo defiende Nicole Krauss en su fantástico libro “La historia del amor”. Según parece el primer lenguaje que poseyeron los humanos fue el de las señas. La mera supervivencia hizo de las manos las favoritas de los hombres. Debían tener la agilidad propia del que necesita vivir por ellas. Perder las manos era la mayor tragedia para un hombre. La vida sigue y de la “edad del silencio” sólo se acuerdan nuestros genes cuando los dejan tranquilos.
Pero, ¡oh sorpresa!, algunos hombres mantienen de forma especial su vivencia del silencio, y las palabras se les atragantan y se encuentran más reconfortados en el lenguaje de sus manos. ¡Benditos sean los toreros y los boxeadores!
El torero puede interpretar el rito ancestral de enfrentarse a una fiera sin más defensa que su arrojo, unos engaños débiles, una mente prodigiosa y unas manos que bailan, porque se siente aún muy cercano a la “edad del silencio”. No puede entender la vida de otra forma. Pobres periodistas los que se aferran en arrancar unas palabras inteligibles a los diestros. Craso error. El torero habla con sus manos, con sus brazos. Las conferencias las da en el ruedo. Las declaraciones las hace con la muleta. No nos pueden interesar nunca sus palabras. El día en que nos interesan, no sabemos valorar entonces su toreo.
Los boxeadores viven en la “edad del silencio”, pero sólo lo saben algunos. El púgil habla a través de los puños, por eso necesita pelear. No puede vivir de otra forma. Mucha gente no lo entiende, pero es como si a un cantante se le prohíbe utilizar su voz, se siente extraño. F.X. Toole en su inolvidable libro “Million Dollar Baby” da de lleno en la esencia de esta forma de vida: “el boxeo es la magia de los hombres en combate, la magia de la voluntad, la habilidad y el dolor, y de arriesgarlo todo para poder respetarte a ti mismo durante el resto de tu vida. Se parece a escribir”.
Y aquí aparece Manuel Alcántara. Es escritor porque ama a los toreros y los boxeadores. Bueno, entre otras cosas. Los entiende perfectamente. El escritor habla también con sus manos y claro. No tuve la suerte de conocerlo hasta hace poco tiempo. Pero tras unas breves conversaciones, parece que tomo el “gin tonic” de la tarde con él desde tiempo inmemorial. Qué cosas. No se lo he dicho nunca pero me parece un gran “cut man”. Con sus artículos corta hemorragias y cura cortes. Lo hace entre asalto y asalto de la vida para que los mortales podamos seguir peleando. Muchas veces su adrenalina es transparente y llega al fondo de los asuntos con la facilidad del que corta la hemorragia de una brecha. Yo hoy me pego el gustazo de escribirle este artículo, ya que seguramente él nunca me escriba a mi ninguno, pero con la esperanza de que le llegue este directo.
En las otras especies nos encontramos los que nos gustan los toros, el boxeo y la literatura, pero ni se entienden nuestras manos ni nuestras palabras. O sea.

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